Cuando puedas contar tu historia sin llorar, sabrás que te has curado por dentro
Las heridas emocionales pueden tardar más en curarse que las heridas del cuerpo. Los daños que causa el desprecio, el rechazo, la pérdida o el fracaso dejan profundas cicatrices que no son fáciles de cerrar. A veces podemos pensar que esa historia forma parte del pasado para descubrir, no sin cierto desconcierto, que la herida aún supura.
El problema es que si nos precipitamos, corremos el riesgo de hacernos más daño o incluso dañar a… Seguir leyendo